sábado, 22 de febrero de 2014

Despedidas emocionales (infancia)

Erase una vez, en un lugar del mundo... alguien se despedía.



  1. El pollito
Erase una vez, en un lugar del mundo... Una niña con la mirada perdidaSentada, frente a la nada, observaba cómo su padre enterraba un pollito. Unas horas antes aquella niña había retenido en su mano al pollito, meciéndolo, acariciándolo. Le susurraba al oído canciones de vida, intentando que su aliento le diera la vida. Pero el pollito miraba a la niña cada vez más lejos. El  padre intentaba quitarle al pollito de entre las manos: 
  • ¡Deja al pollito, no lo toques! -gritaba el padre.
  • ¿Qué le pasa al pollito? -preguntaba desesperada la niña.
  • ¡Nada! Esta enfermo. Deja que ya lo cojo yo -sentenciaba el padre.

La niña, desconcertada, quería retener al pollito entre sus manos, quería volver a verlo andar, pero el pollito respiraba cada vez más despacio, cerraba los ojos y se despedía. Fue entonces cuando el padre con sus manos apresuradas, cogió al pollito y se lo llevó.
La niña se quedó entonces con la mirada perdida, sentada, frente a la nada...  Unas lágrimas empezaron a rozar su suave piel. La niña sintió que ya nunca volvería a ver a su pollito, que algo extraño le invadía.

  • ¡No llores, solo es un pollito! -le dijo abrazándola
  Y así la niña entendió que: no hay que hablar de la muerte; no podemos sentirnos tristes y expresarlo; no podemos tomarnos un tiempo para despedirnos. 

¿Porque nos tomamos tan poco tiempo en despedirnos? ¿Porqué es tan difícil estar en la tristeza de las despedidas? ¿Porqué queremos evitar el sufrimiento de una despedida?

Sin dudarlo, despedirse es duro y doloroso ¿Cuanto nos hemos despedido nosotros? 
La despedida de la infancia cuando entramos en la adolescencia, la despedida de un trabajo, la despedida del que entendíamos nuestro hogar, la despedida de una manera de vivir, la despedida de los nuestros, las despedidas de todo aquello que perdemos en el camino de la vida.
Nos enseñan a apresar lo bonito de la vida, a vivir intensamente las situaciones que nos producen alegría, ilusión o euforia. No nos enseñan a vivir las situaciones que nos producen tristeza, rabia o frustración, por perdidas. 
Sin embargo, para poder decir HOLA, es necesario decir ADIÓS. 
Despedirse de algo o de alguien es estar en la emoción, es tomarse un tiempo para con uno mismo, es aprender a gestionar la pérdida y prepararse para dar la bienvenida a algo distinto y nuevo. 

  • ¿Que te pasa? -preguntaba el padre a la niña.
  • ¡No se que le pasa al pollito! -Contestaba la niña.
  • El pollito se esta muriendo, hija.
  • ¿Porque, papa? -lloraba la niña.
  • Hay veces que los pollitos llegan a ser gallinas y hay veces que no pueden llegar a serlo, mueren antes - explicaba el padre.
  • ¡No quiero que se muera! -gritaba la niña.
  • Debes de sentirte muy triste y enfadada -abrazaba el padre a la niña.
  • .......... -la niña se quedaba en silencio.
  • ¡Tendremos que enterrarlo papa! -Decía la niña al cabo de un tiempo.
  • Si, hija. Vamos a prepararnos para enterrarlo y despedirnos.
La niña miraba fijamente como el padre preparaba la tierra. Ella mientras cogía unas flores para ponerlas con el pollito. Dejaba al pollito y las flores en la tierra. Unas lágrimas corrían por sus mejillas y se despedía diciendo: te quiero mucho pollito.
Y así, la niña aprendió a despedirse emocionalmente.


viernes, 14 de febrero de 2014

¿Que es el planeta de las emociones?

Nuestro planeta de las emociones... EMOTIKO.


       
 
Inteligencia emocional
      El planeta de las emociones es un lugar, no muy lejano, en donde las emociones son la tierra para que crezcan las plantas, el aire para que respiren las aves, el fuego para que se purifiquen los campos y el agua para que limpien las rocas. Son la vida y la fuerza que hace girar este planeta. 


   Los habitantes de este planeta son los emotikoides. Estos seres son de color azul. Su color cambia de intensidad según van aprendiendo más de sus emociones y las emociones de los demás. Los emotikoides tardan todo una vida en aprender a:
  • Tomar conciencia de lo que sienten (lo que les preocupa, lo que les hace temblar de miedo, lo que les enloquece de rabia o de alegría, lo que les entristece, etc...).
  • Comprender lo que sienten.
  • Expresar lo que sienten.
  • Manejar lo que sienten.
  • Integrar lo que sienten en su vida diaria: en sus relaciones, en su trabajo, con sus hij@s, con sus amigos, con su pareja o con el vecino. 
Pero esto no les preocupa, es su misión en la vida: Estar, Descubrir, Ser emociones. 
Este camino les lleva a retos importantes. Hay veces que tienen que descansar, tomar aire, pararse a mirar y volver a empezar. Pero esto tampoco les preocupa, es su misión en la vida.
Otras veces, es aún más difícil porque tienen que enfrentarse a sentimientos que pensaban que no tenían y en esas ocasiones, retroceden para después avanzar. Pero esto, tampoco les preocupa, es su misión en la vida. 
Las más, son las veces que se encuentran con algo que ansían descubrir porque saben que de esa manera su vida será: más plena, más vacía, más fácil, más difícil, más emocionante, más dolorosa, más... VIVIDA, porque esa es su misión en la vida.

¿Preparados para entrar de lleno en el planeta de las emociones? 
¡Descubre, siente, para, respira... avanza!